El Samán Unista

El Samán Unista

viernes, 29 de septiembre de 2017

Cuarto Lugar. Seudónimo: Sin seudónimo

4to LUGAR

Seudónimo: Sin seudónimo
Autor: Elis Gómez
Personal académico - CL Sucre


Cumaná, julio de 2017 

Querido Amigo: 

Impetuoso Samán, desconozco el inicio de tu vida natural en nuestra Casa de Estudios, pero tuve la gran oportunidad de conocerte y ser tu amigo cuando comienzo mi etapa de profesionalización como estudiante Unista. Desde ese momento nuestra amistad querido amigo, fue incondicional y quedó marcada en los más profundo de mi vida, a tal punto que te designo portavoz de estas palabras de gratitud, orgullo y recompensa, en ocasión de los cuarenta años de la Universidad Nacional Abierta, pionera en la Educación a Distancia en Venezuela. 

Eres símbolo de vida. Crecí como tú en este espacio de luz, sabiduría y grandeza, con un corazón vasto para sentir pasión por vida: vegetal – humana. Siempre erguido, presentando los diferentes y perfectos cambios que te ofrece la naturaleza, así también como yo, presentando transformaciones de vida bajo mi condición humana, mas en una sociedad convulsiva, dinámica, en continuo desarrollo día a día, y con una proyección de vida que se renueva constantemente para lograr mis metas establecidas, de la cual tú amigo fraterno, fuiste testigo de esos acontecimientos.

Amigo, continúas en el mismo espacio de origen donde se siembra y crece el saber en aquellos valientes soldados estudiantes que desean profesionalizarse con gallardía e inteligencia para defender honradamente a nuestra Patria, Venezuela en el campo educativo. Y no sólo eso, sino que afortunadamente también eres mirada importante para todo el personal que hace recorrido diario, quienes suben y bajan esa eminente escalera, hasta llegar a sus oficinas de trabajo a realizar sus labores ¡Qué bendición, mi señor Dios! 

Amigo Samán, hace mucho tiempo visité nuestra sede, te observé hermoso, rozagante, con ese verdor tan brillante, considerándote, como el guardián protector de nuestra alma mater, a pesar de tu grueso tallo, capas desgastadas, raíces gruesas y deformadas, pensé en tu edad avanzada como la de este viejo amigo que te escribe, y refutando la premisa perfecta que dice: “el tiempo pasa y no perdona”, tú sigues impetuoso como emblema que ilumina nuestra Casa de Estudios a Distancia.

Eres un gran baluarte para nuestra institución a nivel nacional, icono de excelencia en su cuadragésimo aniversario, así lo manifiestan en nuestro himno al graduando, cuando cantan con voz de triunfo: “El clarín de la UNA despierta, a tomar del saber las banderas, y las bate por ondas alertas, sacudiendo al país sin fronteras”, invitando a la excelencia y calidad educativa, ahora yo, alejado de ti, anhelando tu alma mater, su ambiente, calor, contacto profesional, momentos de angustia, vencimiento de barreras, pero también momentos de alegría y triunfo, al obtener mi titulo profesional, y así, son muchos los recuerdos que pasan por mi mente, logrados en esos precisos momentos como estudiante Unista. 

Sí amigo, momento de despedida. Estamos en la edad dorada, son muchos los años de vida recorridos por los dos en nuestra Casa de Estudios, en ambos espacios, tu siendo presa de las estaciones naturales, al aire libre soportando: sol, agua, tempestad, tormenta eléctrica y algún maltrato por la poda de tus ramas ¡qué dolor sentías verdad!, y yo al otro lado de la acera resguardado de los fenómenos naturales de los cuales sufrías, ¡así es la vida querido amigo!, y si bien en mi vida he pasado por muchos traumas como: dolor, tristeza y angustia, pude vencerlos al igual que tú, amigo, pero el más difícil, sin espera de solución y no pecando de pesimista, es que desde hace dieciocho años nuestro país cambió, tú también lo sientes así, estamos sometidos a cambios en la estructura del país, la vida no es fácil en los actuales momentos. 

La imposición de medidas que restringen el accionar diario de todos los integrantes de nuestra sociedad venezolana; entre otras cosas tan desagradables que duelen mencionarlas en este momento. Amigo Samán, pero la fuerza de mi pueblo conformada por hombres, mujeres, jóvenes estudiantes y ancianos, seguirá en pro de lucha y, a pasos de vencedores lograremos nuestra libertad con la restitución de los poderes democráticos para el bienestar de nuestros hijos y los hijos de nuestros hijos, para respirar en los últimos años que nos quedan, aires de grandeza, esperanza y de alegría, hasta que nos abrigues con tu sombra reconfortante y serena, siendo Simón Bolívar nuestro brío en la eternidad. Así será amigo, eso es cuanto quiero. Es casi nada y casi todo. 

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